Atlántida

Daniel Hergen — Inspirado en Platón

Ilustración de Hansuan Fabregas

Una leyenda de los antiguos griegos, cuenta que Atlántida era una isla enorme y poderosa. Tan o más grande que Libia y Asia Menor reunidas. Se dice que existió hace miles de años en medio del brumoso y agitado océano Atlántico.

Lejos... muy lejos... más allá de las Columnas de Hércules*. Sus habitantes —los atlantes— adelantadísimos en tecnología y cultura, forjaron una sociedad extraordinariamente organizada, erudita y próspera.

En definitiva: se trataba de una civilización vigoroza y adelantada para su tiempo, ya que el resto del mundo parecía vivir en una era precaria; mucho más propia de los tiempos arcaicos a los que nos referimos.

Atlántida era una cultura sin igual y como nunca ha presenciado nuestra humanidad moderna. Alcanzaron un dominio tecnológico tan sofisticado y sublime que les permitió, incluso, construir gigantescos templos conectados por estupendos canales de agua, maravillosos palacios rodeados de bellos jardines, y formidables pirámides... tan o más magníficas que las de Egipto. Así, también, gozaban de la protección de una poderosa y entrenada fuerza naval que navegaba alrededor de la prodigiosa isla y sus anillos.

O así es, más o menos, cómo la retratan los diálogos de Platón —Timeo y Critias— escritos en el siglo IV de la era pre-cristiana. Platón dijo que esa historia se le contó su mentor, Sócrates; quién a su vez la escuchó de Solón, quién la habría aprendido de su padre. Y quién sabe de dónde la sacó este último.

Sea como fuere, sus orígenes verdaderos tal vez se pierden en la insondable memoria del tiempo antiguo... o puede que todo no sea más que un gran cuento fantasioso con el que Platón divertía a sus ingenuos amigos, ya que los auténticos arqueólogos —esos que enseñan en universidades, usan sombreros de los años '20 y temen a las serpientes— no han encontrado pruebas concretas de que Atlántida haya existido alguna vez.

Los pocos hallazgos que parecen provenir de Atlántida suelen, por lo corriente, ser vestigios de otras viejas culturas pre-cristianas, o quizá precolombinas, ya conocidas:
  1. Una teoría dice que Atlántida sucumbió en la isla de Thera, en el mar Egeo.
  2. Otra dice que está hundida en la cadena de islas de Bimini, en las Bahamas.
  3. Otra dice que frente a la costa de Portugal.
  4. Otra más, que se encuentra congelada bajo los hielos de la Antártida.
  5. Alguna teoría exótica sugiere la costa de las islas Ryukyuen, en Japón.
  6. No falta quién cree que Sudamérica era Atlántida.
  7. Están los que sospechan que era Isla de Pascua o por ahí.
  8. Y hasta algún despistadillo afirma que está bajo las aguas del archipiélago chilote, en Chile.
En fin... fuera cuento o realidad, el rumor creció como la levadura en el pan durante miles de años. Así es como su leyenda inspiró a muchos aventureros a buscar la famosa civilización perdida. Y digo “perdida” porque yo también la busqué y no la encontré (al menos, no del todo 🤔). Desapareció cuando los atlantes —por entonces ciudadanos honorables y conscientes de sus deberes— abandonaron sus viejas filosofías científico-humanistas para volverse arrogantes y codiciosos.

Fue así como sus habitantes quisieron ser dioses... y habiendo alcanzado el esplendor de su cultura y progreso, comenzaron a usar ese poder para oprimir a otros pueblos más pequeños, quitándole sus derechos y posesiones.

Sucedió, entonces, que los verdaderos dioses —si acaso existen— molestos por la arrogancia de los atlantes, decidieron castigarlos de la peor forma: destruyendo la isla extraordinaria por medio de un desastre natural que terminó por hundir a Atlántida bajo las oscuras olas del océano... para no ser vista nunca jamás por ojos humanos.

Bueno, en realidad la idea era que no fuera vista nunca más por ningún ojo, pero si digo “ojos humanos” suena más dramático, y naturalmente que esto hace más espeluznante mi versión del relato.

Como sea, fue una gran inundación lo que destruyó todo. Algunos dicen que la provocó un terremoto. Otros dicen que fue un tsunami. Hay quiénes dicen que la isla simplemente se desmoronó. E incluso algún soñador afirma que la isla era una gran nave espacial que salió volando hacia las estrellas de una galaxia lejana... muy... muy lejana. Pero esa idea la descarté por descabellada. 😏

Lo más seguro es que alguien olvidó ponerle el tapón a alguna pileta de alguna plaza y el agua del mar se coló por ahí; y es que los antiguos griegos ya conocían las tuberías, así que los atlantes con mayor razón.

La culpa fue de un fontanero.

Fin

* Las Columnas de Hércules (Estrecho de Gibraltar)