Un cuento de Heinrich Hoffmann (1809 - 1894)
Adaptación al español, de Ethan J. Connery
Adaptación al español, de Ethan J. Connery
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzipxZyr1yB4yS2MmCwyiMPAiiFg7snxSrzLEWrAfID4yxgZkP6MV5f8JwqrQUxii6fhgsW9VNyw5OSopzSpeNmN-woc3yh86ruCICmQwROQnh0xuCKJU0vj9dAeeOlWgau6EsNL5EjQ/s320/paraguas-volador.jpg)
Érase una vez un pueblo lejano, perdido en un hermoso valle, oculto entre las montañas. Lejos, muy lejos... más allá de los vados de Fráncfort. Era una tarde de otoño y una lluvia copiosa caía. Pese a la lluvia, algunos niños jugaban en los prados.
— ¡BRRRMMM! ¡BRRRMMM!
Una gran tormenta pasaba en ese momento a través del campo y amenazaba con alcanzar el pueblito. Antes de su llegada, los padres llamaron a los niños:
— ¡Niñas! ¡Niños! ¡Entren a las casas ahora! ¡Que una tormenta oscura pronto llegará!Las niñas y los niños del pueblo —que obedientes solían ser— a sus casas regresaron. Nada más oir el llamado de sus padres, abrigaditos y en sus habitaciones se quedaron.
"Que agradable era volver a casa junto a sus padres; a comer algo rico junto al fuego hogareño mientras pasa la tormenta."Pensaban muchos niños.
Si... eran niños buenos y educados. Todos, menos el pequeño Roberto —más desobediente que el resto de sus aliados— que pensó:
"¡No! ¡No me quedaré en casa! Tengo un sombrerito y el paraguas de mamá. Voy a salir a jugar aunque mis amigos se hayan encerrado."
— ¡Hijo, ya entra o te vas a enfermar! —le rogó su mamá desde la puerta de su casa— ¡Hice unas ricas galletas de quaker y están calentitas!
— ¡Ya voy, mamá! —le mintió el pequeño Roberto —más desobediente de lo acostumbrado— que pensó, otra vez:
"¡Es maravillosa la tormenta aquí afuera! Me quedaré un rato más."
Y sin pensarlo de nuevo, al campo salió a chapotear, saltando de tanto en tanto con su sombrerito y el paraguas de su mamá.
Lo que Roberto no sabía era que una niñita lo miraba desde la ventana de la torre de una casita cercana.
— ¡Guau! ¡Cómo silba la tormenta y jadea tanto, que el árbol junto al niño se inclina hacia abajo! —dijo la niña a su papá, quién le preparaba una cena deliciosa en compañía de su mamá y hermanos.Pero de repente...
— ¡Mira! ¡El viento atrapó el paraguas y Roberto sale volando! —exclamó la niñita.Ahí va el pobre Roberto, volando a través del aire. Tan alto, hasta ahora, que nadie oye sus gritos.
— ¡Golpeará las nubes! —exclama la niñita, mientras los adultos observan aterrorizados.
Quién lo habría imaginado: paraguas y Roberto volando por ahí. Su sombrerito también ha volado lejos, muy por delante de él... tanto que podría llegar a Fráncfort. Roberto vuela atravesando las nubes y llorando todo el tiempo, pensando en su mamá. Su sombrerito será lo último que verá con él en el cielo. Donde el viento los lleve... ¡Sí! Nadie sabe exáctamente a dónde es eso.
Algunos en el pueblo dicen que el niño desapareció en una nube y jamás lo encontraron. Otros cuentan que las águilas se lo llevaron. Yo no sé que habrá pasado con él. Sólo recuerdo que salió volando; que el viento lo hizo un puntito lejano hasta desaparecer... y que todos los años, en otoño, cuando en las tardes cae una lluvia copiosa, su mamá prepara galletas de quaker calentitas y lo espera en el prado, con la esperanza que alguna tormenta le devuelva a su niño.
Fin
Noticia de último minuto :
Los bomberos de Fráncfort acaban de encontrar a un niño enredado con un paraguas en la parte más alta del "Europaturm"; la torre más alta de la ciudad. Lo acaban de rescatar y al parecer se trata de Roberto. Los doctores dicen que tiene hipotermia pero se salvará. Ahora mismo le están dando la buena noticia a su mamá :)
Fin 2